(Vinicius de Moraes)

Silencioso y blanco, como bruma
De las bocas unidas se hizo espuma
Y de las manos juntas se hizo espanto.
De repente la calma se hizo viento
Que en los ojos borró la última llama
De la pasión se hizo el presentimiento
Y del momento inmóvil se hizo el drama
De repente, no más que de repente
Se hizo triste lo que fuera amante
Y soledoso lo que fue contento
Se hizo el amigo próximo, distante
La vida se hizo una aventura errante
De repente, no más que de repente.
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