A propósito de las elecciones presidenciales de este domingo
El próximo domingo 13 de diciembre tendrá lugar la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile, país del Cono Sur. Los últimos sondeos muestran que es la indecisión, sobre todo, la que domina en unas elecciones que darán por concluido el mandato de la socialista Michele Bachelet. Pero, ¿cuáles son los auténticos retos después de transcurridos más de 35 años desde el golpe de Estado, y casi 20 años después de la “transición democrática”?
Democracia neoliberal «pactada» y herencias de la dictadura
Cuando en 2006 la socialista Michelle Bachelet sucedió a Ricardo Lagos, fue la primera Presidenta de la historia chilena. Ex ministra de Defensa, pero también víctima del régimen militar, quiso afirmar su voluntad de personificar la unidad nacional «después de las divisiones del pasado», especialmente las de los años de plomo de la dictadura del general Pinochet (1973-90). En un país donde existe un fuerte conservadurismo, el voto masivo a favor de una mujer divorciada, agnóstica y “socialista”, fue analizado por ciertos editorialistas como una auténtica ruptura luego de más de 30 años desde el golpe de Estado contra Salvador Allende. Sin embargo, después de su mandato, lo que anunciaron muchos politólogos críticos se confirmó: su gobierno se inscribe sobre todo en la continuidad de las políticas públicas neoliberales precedentes y en la estela de la excepcional estabilidad de la coalición que gobierna desde 1990: La Concertación (1).
Efectivamente, se puede afirmar que Bachelet es un «producto puro» de esa coalición que articula al centro izquierda social-liberal y la democracia cristiana. Consecuencia directa de la transición chilena «pactada», la sombra de Pinochet sigue planeando sobre el sistema político de ese país, e incluso lo configura, lo moldea. A pesar de las reformas de 1990 ó 2005, los dirigentes políticos renunciaron a cuestionar la Constitución del dictador (de 1980), y también la Ley de Amnistía (1978): ¿Qué pensar, entonces, de una democracia cuya Carta Magna fue redactada por un régimen militar? Los ejemplos que el sociólogo Manuel Garretón denomina «enclaves autoritarios» son numerosos, empezando por el modelo económico; y Felipe Portales concluye que “la democracia” chilena constituye únicamente un mito (2). El modelo de los «Chicago boys» ha aportado crecimiento y modernización neoliberal a la vez que ha asegurado a Chile uno de los primeros puestos en la clasificación de los países más desiguales del mundo y ha convertido a los habitantes en «ciudadanos-tarjetas de crédito» despolitizados (3). En tales condiciones, Bachelet finaliza su mandato con una tasa de popularidad muy elevada (el 78% de aprobación, según el Centro de Estudios Públicos – CEP) (4) por su conducción de una política de asistencia a los más pobres combinada con el mantenimiento de los fundamentos de una economía orientada a las exportaciones y dominada por el capital transnacional, a pesar de las graves consecuencias ecológicas de tal desarrollo.
Los juegos del juego electoral


Cuando la democratización podría venir de abajo…
Sea cual sea el resultado, Chile permanecerá frente a sus demonios, y ni Frei ni Piñera parecen dispuestos a hacerles frente. El Estado neoliberal chileno es un Estado «al mínimo» que apenas empezó las reformas sociales necesarias, si es que las empezó. Orientado hacia un «librecambismo» desenfrenado, el país es muy dependiente de la exportación de sus recursos naturales (cobre, madera, pescado, etc.) mientras el capitalismo mundial está al borde del precipicio. Sin embargo, los problemas estructurales son inmensos, empezando por la quiebra del sistema de jubilaciones por capitalización (fondos de pensiones en manos del capital privado); un sistema de salud a dos velocidades, que abandona a los más débiles, y una educación que Pinochet convirtió en un enorme mercado justo antes de marcharse. Otra cuestión esencial: los derechos negados al pueblo indígena Mapuche, que al reivindicar su derecho a la autodeterminación se ha convertido en objeto de represión sistemática y de terrorismo de Estado (5).

Traducido para Rebelión por Caty R.
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(1) La «Concertación de los Partidos Políticos para la Democracia» está formada por el Partido Socialista, el Partido para la Democracia (PPD), el Partido Radical Socialdemócrata y el Partido Demócrata-cristiano.
(2) Ver: «Le Chili de Michèle Bachelet: un pays modèle», en F. Gaudichaud (dir.), Le Volcan latino-américain. Gauches, mouvements sociaux et néolibéralisme en Amérique latine, París, Textuel, 2008, pp. 315-336.
(3) Ver T. Moulian, Chile actual. Anatomía de un mito, Lom, Santiago, 2007.
(4) Los sondeos de opinión citados en este artículo proceden del CEP, «Estudio Nacional de Opinión Pública», octubre 2009, www.cepchile.cl/dms/lang_1/doc_4487.html.
(5) Así lo denuncian desde hace años Amnistía Internacional o la Asamblea de Derechos Humanos de la ONU. Ver al respecto los trabajos de Fabien Lebonniec, como: «La criminalisation de la demande territoriale mapuche», 2006, www.alterinfos.org/spip.php?article686. Ver también: www.azkintuwe.org
(6) El quintil más rico se apropia más del 50% del ingreso, mientras el más pobre recibe sólo el 5,38% del PIB – fuente: editorial de Punto Final, www.rebelion.org/noticias/chile/2009/12/despues-de-mi-el-diluvio-96803
(7) Ver: MPT, “Por qué en estas elecciones es un deber votar nulo”, www.rebelion.org/noticia.php?id=95597
(8) Más de un millón de jóvenes se niegan a inscribirse en las listas electorales porque no se sienten representados por el sistema político actual.
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