Estudiantes 2008: la LGE y más allá.

Panorama de lo pasado y lo por venir en un año
marcado por un sonoro no a la LGE
y un parlamento poco dispuesto a interpretar el fondo
de las demandas estudiantiles y del profesorado.

Pablo Román.


LGE v/s Chile

Se pierde ya la cuenta de las marchas paros, tomas y retomas, desalojos y detenciones. Fueron dos meses de movilizaciones de secundarios pero a medias con universitarios, algo no visto el 2006. El tema es el de siempre, la defensa o más bien la recuperación de la educación pública estatal en Chile.

La bandera y coyuntura de lucha se resumió esta vez en un no rotundo a lo que es la Ley General de Educación (LGE), impulsada desde el gobierno a partir de las movilizaciones del 2006 hoy en discusión en el Senado.

Secuencias y consecuencias

El tema estaba innegablemente instalado desde el 2006 y eso era ya un triunfo para el movimiento. Bachelet y su equipo no podían seguir esperando a ver desgastado el auge estudiantil y optan por una salida que iba a inaugurar la estrategia oficialista para de temas candentes. Se crea el Consejo Asesor Presidencial para la Educación.



En su informe final sin la firma de secundarios, este Consejo señala una serie de medidas a adoptar por las instituciones para mejorar la calidad de la educación. Se habla de reemplazar la LOCE en términos parecidos a los de la LGE pero con más recomendaciones como la revisión del sistema de municipalización que se omitieron.

El poder en pleno y de manos alzadas.

Bachelet terminaba el año 2007 con una noticia que debía deleitar a todo el país: se llegaba a un acuerdo con la derecha para derogar la LOCE. Se llamaba LGE y desconocía dos puntos básicos de la lucha estudiantil, el lucro en la educación y la municipalización. El acuerdo, celebrado en una ceremonia de abrazos y manos alzadas, contaba con la firma del poder en pleno.

Presentada como un acuerdo en el que “todos tuvimos que transar algo”, la LGE al parecer sólo dejaba completamente satisfecha a la derecha. Y era comprensible porque no tocaba en lo fundamental al actual mercado educativo -en el que por cierto derecha y concertación participan de las ganancias- aunque incorporando más regulación. Hubo disidencia concertacionista sin mucha chance real, aunque teóricamente puso en riesgo el acuerdo una vez en el congreso. O al menos eso incluía la escena de dramatismo presentada.

El mismo mercado.

Considerando que los actores educativos señalados por la LGE son los mismos y con las mismas funciones, la primera frase parece explicar el contenido total “esta ley regula los derechos y deberes de los integrantes de la comunidad educativa”.

La LGE impide cambiar la segmentación de los establecimientos de e
ducación media y básica manteniendo la realidad de privados que lucran con fondos públicos, el carácter subsidiario del Estado y la municipalización. Sigue permitiendo la selección por razones socioeconómicas o rendimiento hasta 6to año básico

La ley crea una institucionalidad regulativa de tres organismos sólo para la educación básica y media: el Consejo Nacional de Educación, de carácter consultivo del Mineduc y con la tarea de aprobar currículos de los colegios, la Agencia de Calidad de la Educación, encargada de evaluar el aprendizaje y por último, la Superintendencia de Educación que fiscalizará a los colegios y aplicará sanciones.

La LGE se explaya luego en un sinfín de temas menos relevantes como las normas de convivencia de profesores y alumnos y algunos requisitos para los sostenedores presentados como un gran avance por Vidal. De educación superior nada.

Movilización, resistencia.

Conocido el contenido de la LGE, dirigentes y asambleas comprenden su lógica continuista. Mucho de lo que fue el “pingüinazo” 2006 circulaba aún entre varios secundarios y se despertaba nuevamente en forma de redes, discursos, dinámicas de representación y movilizaciones que a mediados de abril aparecían tímidas y discretas. La autoridad y los colegios, con manual de contención para sostenedores incluido, estaban sobre aviso y trataban de evitar lo inevitable.

El contexto en lo universitario también era un acicate con numerosas tomas de planteles estatales y privados al borde de la quiebra en regiones y Santiago, el caso de las Universidades de Valparaíso, la UTEM y la República.

Mayo preparó el ambiente y tras un mensaje presidencial que menciona inyección de recursos y notebooks, todo indicaba que no había camino distinto al de continuar paros y tomas. En ese momento, con altibajos, las movilizaciones son nacionales desde Iquique hasta Puerto Montt.

En Junio se muestra un mayor nivel orgánico con la creación de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Universitarios y Secundarios ACEUS que reúne a buena parte de los movilizados y definiendo la lucha frontal contra la LGE sin considerar negociaciones previas. La Asamblea Sur Oriente de secundarios, continuaba su iniciativa de territorializar la lucha en la Florida, con éxito en Ñuñoa y La Florida. Paralelamente se lograba mayor masividad con tres o cuatro marchas de importancia y actividades que incluyeron atención médica gratuita, clases y tocatas en la calle, discursos en el metro, recolección de firmas, irrupción en programas de TV, pintura de vehículos, y hasta una radio de transmisión continua en pleno centro de la capital, la “radio pasta”. Liceos como el Cervantes contaron más de 20 desalojos.

A esas alturas era evidente que el conflicto era manejado por un comité de crisis y en la casa de dirigentes de la derecha. La recién estrenada ministra Jiménez no tuvo encuentros eficaces con la prensa y su poco manejo es aún hoy una preocupación en la Moneda toda vez que no pudo sentar a los estudiantes a mesa alguna. Es claro que nadie vio en ella algo relacionado con la salida al conflicto.

Cristián Hidalgo, vocero del Cordón La Florida señala: “Empezamos a trabajar desde abril como secundarios en la Asamblea Metropolitana. Empezaron a llegar más colegios y dirigentes. Comprendimos que la LGE iba a aprobarse pronto y se empezó a agudizar el conflicto, fortalecimos la organización y resultado de eso es lo que se ve ahora, un movimiento de masas bastante grande, con muchos colegios tomados, en paro, marchas de miles de personas...”

La movilización no será trasmitida.

Tema aparte es el cuestionable comportamiento de los medios, sobre todo el televisivo, respecto de la cobertura al movimiento estudiantil 2008. Con un peak de 200 colegios y 15 universidades tomadas según www.fech.cl , los noticiarios estiraron hasta el cansancio temas y subtemas como el del “general del pueblo” o la avioneta desaparecida en Aysén con una justificación precaria. Se echó mano a las notas guardadas en lo que los canales llaman el “refrigerador”, las típicas notas de salud y belleza sin fecha de salida al aire.

Estaba claro que los canales no iban a prestarse como el 2006 para ser tribuna de quinceañeros y, como se pudo advertir, este año no existió un sólo dirigente secundario referenciado claramente en los medios y la presencia de éstos en programas o noticiarios fue escasa. Las notas casi sin excepción no incluían cuñas de estudiantes y se centraban en los “enfrentamientos”.

La calidad de la cobertura no iba a cambiar sino hasta de la incorporación del Colegio de Profesores en el conflicto a poco de votarse la ley.

Lo que queda y lo que viene.

Con una legitimidad en entredicho, la discusión y aprobación de la LGE con 50 mil estudiantes y profesores en las calles deja con mal gusto a quienes conocen el proceso completo incluyendo al mismo ex presidente del CAP. Por varios días se develó casi por completo el carácter y la mecánica del tipo de democracia representativa del sistema político chileno. Vimos tratos de última hora, vueltas de chaqueta, presiones y más presiones. El proyecto de ley de educación pública anunciado para el segundo semestre tiene pocas posibilidades de prosperar en el parlamento y hay razones para dudar de su capacidad de interpretar las demandas.

Pero también vimos y seguimos viendo el camino de la construcción social de dirigentes y estudiantes organizados. Hay un itinerario de largo plazo bosquejado en los Cordones Comunales, orgánicas varias y discursos cada vez más ligados a temas más allá de lo meramente educacional. Se asume que esta no es lucha corta y hay procesos instalados. Planteado el escenario, es opinión compartida entre dirigentes estudiantiles el que lo más probable es que esta LGE con sus silencios ensordecedores sobre puntos cruciales, tendrá que rendir las mismas cuentas que la LOCE ante el descontento estudiantil y de todo un país acerca de los resultados sociales del sistema educativo en Chile. El jarrón de agua fría a la ministra tiene un efecto reactivador y nos recuerda que hay problemas lejos de resolverse.


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