Recordando a Camilo Torres

En esta reseña y video, queremos rendir homenaje a Camilo Torres, sacerdote y militante revolucionario caído en combate hace 42 años, el 15 de febrero de 1966. Además, en el video aprovechamos para recordar a Alí Primera, quien también murió (en extrañas circunstancias) a mediados de febrero, el 16 del año 1986.


Camilo Torres (1929-1966) nació en Bogotá, Colombia. Hijo de familia liberal, desde muy joven siente una vocación de servicio hacia los más desfavorecidos que le lleva a ordenarse sacerdote en 1954 abandonado sus estudios de Derecho. Posteriormente, estudió ciencias sociales en la Universidad de Lovaina (Bélgica) y en 1959 regresa a su país, donde la curia lo nombra capellán de la Universidad Nacional de Bogotá.

De actividad incesante y febril, Camilo Torres es profesor universitario, técnico en el Instituto de Reforma Agraria, fundador de la Facultad de Sociología, presidente del primer Congreso Nacional de Sociología, autor de estudios sobre desarrollo urbano, agropecuario y universitario. En todo momento, en su faceta universitaria y sacerdotal, animó a los estudiantes para que crucen sus conocimientos con la realidad de los pobres

Camilo entendió que no se podía cambiar la penosa situación que atravesaba la mayoría del pueblo no bastaba con la beneficencia paternal de las clases dirigentes sino que había que organizar la sociedad de un modo diferente. Asumió que el deber de todo cristiano es hacer la revolución. Por ello, recorrió el país convocando a todos los estamentos sociales para la construcción de una plataforma mínima que fuera el referente de un movimiento de Unidad Popular, un espacio aglutinador de la clase popular e instrumento del pueblo para construir su poder y confrontar políticamente el proyecto de dominación y explotación oligárquico.

Por este compromiso con el pueblo desató la ira de los detentadores del poder, quienes lo estigmatizaron desde la alta jerarquía eclesiástica; de los monopolios de la información y, por supuesto, de los organismos de seguridad del Estado. Fue perseguido, encarcelado, torturado y sufrió varios atentados destinados a acabar con su vida. A pesar del acoso, Camilo no desistió en su propósito de contribuir a la unidad de la clase popular y respondió categóricamente a sus detractores.

Por dicha imposibilidad de trabajar pacíficamente por intereses opuestos al sistema capitalista, Camilo considera que las vías legales estaban agotadas y se integra a la lucha política y militar como combatiente del Ejército de Liberación Nacional. Y cumpliendo una de las tareas a él asignadas cayó en combate el 15 de febrero de 1966.

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