Mayo 21: la cuenta al país y la cuenta del país

Crónica desde los pies cansados de miles
que subieron y bajaron cerros por su derecho
a decir
otro discurso, el discurso del Chile en lucha.

Los medios dijeron 2500, sin contarlos, dijeron lo que dijo la policía que no estaba muy ocupada en contar precisamente a la gente, no les pagan para eso, no vimos a un carabinero pasando lista, aunque más de algún funcionario consultó sus registros secretos y chequeó la presencia de fulanito dirigente, fulanita anarquista, pero eso es parte de otro conteo y no será revelado a la prensa.

A la prensa tampoco se le paga para ver todo, y por lo que veríamos después, vio sólo lo más parecido a una policía superada y obligada a usar sus humildes cacharros de defensa y orden contra una masa descontrolada, salvaje, que quisiera llegar a exponer sus miserias exageradas a los pies del templo de la democracia donde a esa hora Michelle lee la última página de un discurso que no escribió pero que ha ensayado más de una vez a solas, no es cualquier cosa dirigirse a un país en cadena nacional, aunque varios de sus invitados hayan cerrado los dos ojos y cabeceen.



Pero hablaremos de la gente que se perderá el discurso, una lástima, tan bien redactado, tan bien pronunciado, tan republicano, tanta convicción en las palabras, ceño fruncido, cómo no va a ser verdad, que el país está mejor que antes, ahí están las cifras no dejan de decir, Hemos transitado hasta el día de hoy, profundizando, paso a paso, los canales del desarrollo y la igualdad, un logro central en estos dos años ha sido instalar el sistema de protección social como verdadero objetivo nacional…

Hay entonces algo que no cuadra o no hablan de Chile y es cosa atender a Juanita Silva, que no es de las señoras juanitas de Lagos, está en la marcha simultánea al discurso, escucha con un audífono y dice, No habló nada nuevo, solamente las mismas soluciones del año pasado, la gente que no tiene para pagar, no va a poder pagar nunca aunque ella crea que rebajándole mil pesos soluciona el problema a 80 mil deudores, desde aquí le decimos que, lamentablemente, nos vamos a tener que seguir viendo, donde ella quiera que esté porque no vamos a aguantarle más discursos baratos. Juanita es dirigenta, no ha dormido y encabeza la delegación de deudores habitacionales, son cerca de tres mil, lo sabemos por los buses en que vienen, más de alguno ya ha pagado varias veces el precio de su vivienda y un banco les sigue cobrando. El 21 es para ellos un nuevo encuentro forzoso con el poder, son parte de el escenario de agitación social de los últimos años como dicen los analistas pero ellos sólo quieren sus casas, Morir luchando, sin casa ni cagando, y es un grito de guerra, tienen varios, y también han tenido tiempo de ensayarlos pero juntos, a tres mil voces.

Dijimos que han venido en buses y no son pocos, los han arrendado por el día con esfuerzos de un año. Salen en caravana la noche anterior por la carretera desde Colina, Maipú, Peñalolén, Renca, y otras comunas que no son céntricas, no lo son tampoco sus casas, y los buses tampoco tendrían permiso para andar por el centro, tienen más de una década, pero son más cómodos y rápidos que los del Transantiago y están llenos como aquellos pero se viaja en fiesta, felices de ser muchos, unidos y esperanzados, son tres cosas que juntas sirven para todo, para soñar sueños grandes y lo están aprendiendo. No es cosa que agrade al orden y lo aprenden también pero esto es abuso y hay rabia cuando se les aplica el cuarto control de identidad en carretera, son seguidos por fuerzas especiales y ordinarias, Carnet de identidad en mano, todos abajo, Señor andamos con niños, hay señoras embarazadas, son las cuatro de la mañana, esto es hostigamiento. La lluvia es inclemente y es temporal hace rato, no hace falta que alguien lo diga.

Dónde llegarán, lo saben desde hace días, no es un hotel ni tampoco una carpa en la playa, se llama Universidad de Valparaíso, como la ciudad, y la Facultad de Arquitectura está bajo control de estudiantes que la han tomado tiempo atrás atrás, tienen su propia lucha que es la de salvar a su institución de la quiebra y de las universidades privadas que ya afilan sus dientes, de exigir el financiamiento estatal. La facultad es un edificio blanco y nuevo que hoy más que nunca es universidad porque hay ideas muy claras colgando en las paredes, en lienzos y carteles, Si el estado se vira la U se tira, Educación primero pa’l hijo del obrero, educación después pa’l hijo del burgués. Hay otro control de identidad en las puertas pero este no es de hostigamiento, es para cuidar la toma, La universidad es de todos y hay que cuidarla. Esto lo dice un estudiante que da la bienvenida y se sabe anfitrión. Lo saben también sus compañeros que no han improvisado nada, hay comisiones de todo lo pensable y que se mueven rápido. Atienden de inmediato a los recién llegados, entre los que hay quienes nunca habían estado ni cerca de pisar una universidad, No nos vayan a cobrar la matrícula no más por entrar a la universidad, dice un poblador, Compañeros, buenas noches, pasen por acá, adelante, esta es la Facultad de Arquitectura y en nombre de mis compañeros les doy la bienvenida, por acá está el patio central, acá la cocina, en las salas pueden dejar sus cosas y dormir, tendremos una asamblea más rato. Son ya cerca de las cinco de la mañana y todo está muy activo los que duermen son los menos, todo es encontrarse y conversar, un griterío enorme que hace olvidar la lluvia si no fuera porque están con la lluvia dentro de la ropa pero es sólo agua y no los detendrá, como no lo ha hecho la que sale del guanaco.

Cuántas historias juntas, cuántos capítulos de lucha y sacrificio, este es sólo uno más pero es de los grandes, esta vez no están solos y los estudiantes se los hacen sentir, se conversa y se comparte, la comida no es banquete pero es, y como tal se agradece y se reparte. Los estudiantes muestran con orgullo la atracción principal y no es para menos, se han pasado todo un fin de semana diseñando y construyendo como arquitectos y constructores que son y armaron una muñeca en papel maché de cuatro metros de alto representando a Michelle parada sobre carros de supermercado, la idea es llevarla a la marcha y luego, bueno, ver si resiste el calor.

Son muchos los gritos, todos riman, es su gracia, los panfletos recién impresos y los lienzos vistosos, la luz de la mañana trae un ansia general. Hay instrucciones para los que no conocen la ciudad, son los más, incluso hay mapas y un megáfono. Llega el momento de salir, la lluvia da alguna tregua y es algo que se agradece y alienta, es más de media hora cerro abajo, los estudiantes de la UPLA ya han bajado, pero se ven policías que cortan el camino, Señores no pueden bajar por acá, hay un desfile de la Armada, Pero cómo señor hay una marcha autorizada y es nuestro derecho, no estamos molestando a nadie, estamos atrasados. No son razones que entienda la policía y aparece un contingente blindado por si quedan dudas de que hablan en serio. Los dirigentes se enfadan, suspiran, no hay muchas opciones, seguir por los cerros o enfrentar a la policía, pero nadie tiene cómo defenderse, hay más mujeres, niños y jóvenes sin más defensas que sus ideas. La marcha intenta rodear al perímetro acordonado cerro arriba, son escaleras estrechas, hay que pasar de a uno y cada vez que intentan bajar se encuentran con carros verdes apuntando. Serían casi dos horas subiendo y bajando hasta llegar cerca del centro, es gente que quiere marchar, como sea, para eso han venido y no hay pié atrás pero hay rabia y mucha, la humillación es grande, veamos cómo van cansadas las madres con siete meses, los ancianos, se han bebido la impotencia y ni la vista del mar desde los cerros puede mejorar el trago. Llegan los primeros por fin a la plaza de la Victoria y ha sido ya una llegar aunque haya sido en micro como lo hicieron en el tramo final. Se reúnen se cuentan, Falta la Luisa, venía con la Marcela, las vi tomando micro.

Habían llegado ya muy puntuales los militantes de banderas rojas y están cuidando un puesto en la marcha pero no para los que llegan sino para ellos mismos, para asegurarse la cabecera del recorrido, al alcance de las cámaras. Es una vanguardia que mira los relojes y no hace mucho por esperar a los cientos que vienen aún en los cerros que bajan como pueden y se reúnen tras haberse dispersado en decenas de grupos entre los cerros. Los dirigentes de deudores y los estudiantes que los acogeron y que convocaron la marcha deciden no partir hasta que llegue el último de ellos. La vanguardia no tiene más paciencia y sigue su camino al Congreso, esto es algo serio, hay que dar los discursos, entregar el comunicado del Partido, la presidenta está por terminar ya el discurso, los noticiarios necesitan la voz de la oposición…

Tregua de la lluvia pero no de la policía, ahí está con caballos, a pie, con armas de todos los tamaños, en carros de todos los tamaños, a cincuenta de los de marcha les tocará conocerlos por dentro y nadie quedará sin conocer el nuevo gas lacrimógeno que además ciega y deja sin respirar a todos por igual, no hay amoníaco ni limón que ayude, todo es correr sin chocar con el de adelante, sin que nos pise el de atrás. La marcha ha sido ya, nadie lo ha dicho, hay cosas que no se dicen, Volvamos a la universidad, ubiquemos al resto, llámate a los cabros estudiantes.

Y si preguntásemos a los deudores y estudiantes sobre los objetivos de la marcha tal vez no tenían algo tan elaborado y hubiesen pensado algo antes de responder porque saben lo que pueden esperar por el momento porque sólo venían a expresar, a gritar, a protestar, no les interesaba entregar comunicados, lo único que deben comunicar es una realidad flagrante, cómo decirlo, es hambre lo que hay en el cuerpo, es falta de derechos y si los apurásemos un poco dirían que les hubiese gustado en un mismo deseo pasar las barreras de la policía, sin permiso, todos de una vez y entrar al congreso, increpar a los señores del poder, tomar el mismo micrófono de Michelle y ponerse allí mismo a legislar, a decretar leyes justas y dar vuelta esa tortilla mal partida, dar su propia cuenta del país a los poderosos, hablar de los precios de los alimentos en los supermercados, del cobre que se llevan gratis las trasnacionales, de cuánto dura un sueldo mínimo, de la cesantía, sólo falta articularlo, nada de esto es nuevo, estuvieron la noche entera hablando de estas cosas en la universidad que por un día fue abierta al pueblo, y pareció otra universidad, en otro país, el que sueñan.

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